lunes, 1 de junio de 2015

Comentario de texto (2º) del mito de la caverna.



- Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
- Sin duda.
- Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve,
¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
-Seguramente.



Comentario de texto.

1.- Explique del tema del texto.


Este fragmento pertenece al libro VII de “la República” (época de madurez de Platón), libro en el que estudia bajo qué condiciones puede realizarse un Estado justo. Pero también puede decirse que aparece sintetizada toda filosofía, especialmente en el mito de la caverna.

Este fragmento, en concreto, pertenece a la parte final del mito de la caverna. En esta parte, una vez que el prisionero se ha liberado de las cadenas y accedido al conocimiento de la verdad, es decir, al mundo de las ideas y la idea del Bien (que en el mito están simbolizados por los que representan las figurillas que portan los humanos que pasan tras el tabique y por el sol respectivamente), trata de volver a la caverna para que los presos que aún permanecen allí atados y que creen que la realidad son las sombras que se proyectan sobre el fondo de la caverna, puedan conocer la auténtica realidad, la verdad por él conocida.

El conocimiento obtenido por los sentidos es la opinión (doxa). Los prisioneros se encuentran en el nivel más ínfimo del mismo: la conjetura (saber basado en suposiciones y rumores), que además de la creencia (basado en percepciones e imágenes, no es un verdadero conocimiento. El saber o ciencia (episteme), que es el se obtiene con la razón (el alma racional), permite captar la auténtica realidad: el mundo de las ideas. Puede ser pensamiento discursivo (apoyado en axiomas) o dialéctica, nivel máximo del conocimiento que alcanza la idea del Bien.

Con los prisioneros, Platón está refiriéndose a los seres humanos de su tiempo, que engañados creen que la realidad es el mundo que apreciamos por los sentidos, la sociedad de su tiempo tal como estaba constituida (a lo que inducían y justificaban hábilmente los sofistas). Sin duda, con el preso que se libera, Platón puede estar refiriéndose a Sócrates, su maestro que fue condenado a muerte por pretender  mostrar la verdad a sus conciudadanos. Por eso nos dice Platón en este fragmento que si los encadenados no desearían también la muerte del preso liberado que habiendo alcanzado el conocimiento de la verdad pretende hacérsela mostrar a los encadenados.

Platón viene a decir que una vez que se ha alcanzado el conocimiento de la auténtica realidad, del mundo de las ideas y de la idea del Bien en ese largo proceso educativo que en el mito está simbolizado con el ascenso por el camino hasta acostumbrarse a la luz del sol, que simboliza la idea del Bien, el sabio tiene que ocuparse de la tarea de gobernar la sociedad. Entiende Platón, en la República, que una vez que se posee el conocimiento de la verdad, de la justicia y del Bien, conocimiento la que se llega mediante la razón, siempre se obrará de manera justa. También aquí se muestra la influencia de Sócrates, pues para él, el que obraba mal lo hacía por ignorancia y proponía el esfuerzo intelectual en el conocimiento de la virtud y de la justicia para obrar bien y ser justo. Siguiendo esa línea de pensamiento, Platón propondrá el papel dirigente, el ejercicio del gobierno, a aquellas personas, los sabios, que han alcanzado tal conocimiento.

Ello es posible mediante el largo proceso educativo que Platón propone en su modelo de sociedad justa. Entiende Platón que toda la población debiera recibir una educación hasta los 20 años basada en la gimnasia y la música (cultivar el cuerpo y la mente). Posteriormente, habrá un segundo nivel para quien aspire a ejercer de gobernante: este está basado en el estudio de las matemática  (pensamiento discursivo) y de la dialéctica, facultad con la que se alcanza la idea de Bien (el mundo de las ideas está ordenado en una gradación jerárquica presidida por la idea del Bien, expresión del orden, sentido e inteligibilidad de todo lo real). El proceso de formación de estos gobernantes o sabios duraría hasta los 35 años. Una vez alcanzado, tendría la función de dirigir la sociedad.

Justificación

Ese modelo de sociedad justa y gobernada por los sabios que Platón propone en “la República”, obedece a la idea que Platón tiene de cuál es la función del Estado. Para Platón es eminentemente moral, es decir, es la realización de la justicia lo que Platón propone como tarea del Estado. El problema que podía plantearse era saber en qué consistía la justicia. Platón acepta de los sofistas en que esta podía definirse analizando la naturaleza humana. Pero al contrario que los sofistas (proponían la lucha por el poder y la satisfacción de deseos como lo constitutivo de la naturaleza humana) Platón plantea que lo que caracteriza al ser humano es el alma. El cuerpo pertenece al mundo de los seres físicos y, por tanto, es cambiante y corruptible, mientras el alma es afín al mundo de las ideas, inmutable y eterna. La unión con el cuerpo es accidental y su misión es purificarse de las influencias del cuerpo y ascender nuevamente al mundo de las ideas. Para ello, cada parte del alma tiene que ejercer la función que le corresponde y hacerlo con virtud. A la parte racional le corresponde el gobierno de las otras partes apoyándose en la parte irascible para controlar a la parte concupiscible. La virtud de la parte racional es la prudencia, la de la parte irascible es la valentía y la moderación será la virtud de la parte concupiscible. Analizada de esta manera la naturaleza humana, Platón ya está en condiciones de definir lo que es la justicia: el ordenamiento adecuado de las tres partes del alma; es decir, que cada parte cumpla la función que le corresponde y haga con virtud.

Una vez sabido en qué consiste la justicia, Platón ya puede proponer el modelo de sociedad justa. Una sociedad será justa cuando cada individuo ocupe en ella el grupo  social que le corresponde. Los sabios, aquellas personas en que predomine la parte racional del alma, serán los encargados de ejercer el gobierno. Las personas en las que predomine la parte irascible del alma compondrán el grupo de los guardianes auxiliares, que tendrán como función la defensa y vigilancia del estado;  y, finalmente, en quienes predomine la parte concupiscible, formarán el grupo de los productores, que se encargarán de la producción de bienes y de las actividades comerciales. Solo los de este último grupo podrán poseer bienes y constituir familias.

El hecho de estar vedada la posesión de bienes y familia a  guardianes y gobernantes tiene una función moral, en el sentido de evitar la posibilidad de que estos grupos se alejen de sus tareas a favor de la sociedad por satisfacer deseos propios. Es de destacar que en este modelo de sociedad, Platón reconocía la igualdad entre sexos para pertenecer y acceder a cualquier grupo social. También moral es la función propia del Estado. Para Platón, la virtud y la justicia, de las que depende la felicidad, tienen que ser los objetivos del Estado para con la ciudadanía. Para ello propugnará un sistema educativo basado en los dos niveles que ya he comentado en la explicación del tema. El último nivel, el conocimiento de la dialéctica (ascenso desde los principios) solo será alcanzado por los sabios. Este nivel es el que permite el conocimiento del Bien. Este papel de guía que Platón atribuye a los sabios, al filósofo, función que refleja en el fragmento comentado con el prisionero liberado y que plantea de manera un tanto pesimista, sin duda pensando en la suerte que corrió Sócrates, se vería corroborada por el propio Platón poco después.

En efecto, tras los intentos de poner en práctica ese modelo de sociedad, tuvo que atemperar sus posiciones, y como plantea en Las leyes, obra posterior a La República, ante la dificultad de encontrar a esos sabios que ejerzan las tareas de gobierno, entiende Platón que lo realmente importante, dado que lo que se pretende es el gobierno de la razón, es que las leyes, de obligado cumplimiento, sean racionales y, por tanto, justas.




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