- Piensa ahora esto: si descendiera
nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría
ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
- Sin duda.
- Sin duda.
- Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con
aquellos que han conservado
en
todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve,
¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba?
Y si
intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en
sus manos y matarlo?
-Seguramente.
-Seguramente.
Comentario de texto.
1.- Explique del
tema del texto.
Este fragmento pertenece al libro VII de “la República ” (época de
madurez de Platón), libro en el que estudia bajo qué condiciones puede
realizarse un Estado justo. Pero también puede decirse que aparece sintetizada
toda filosofía, especialmente en el mito de la caverna.
Este fragmento, en concreto, pertenece a la parte final del
mito de la caverna. En esta parte, una vez que el prisionero se ha liberado de
las cadenas y accedido al conocimiento de la verdad, es decir, al mundo de las
ideas y la idea del Bien (que en el mito están simbolizados por los que representan las figurillas
que portan los humanos que pasan tras el tabique y por el sol respectivamente), trata de volver a la caverna para que los presos que aún
permanecen allí atados y que creen que la realidad son las sombras que se
proyectan sobre el fondo de la caverna, puedan conocer la auténtica realidad,
la verdad por él conocida.
El conocimiento obtenido por los sentidos es la opinión (doxa). Los prisioneros se encuentran en el nivel más ínfimo del mismo: la conjetura (saber basado en suposiciones y rumores), que además de la creencia (basado en percepciones e imágenes, no es un verdadero conocimiento. El saber o ciencia (episteme), que es el se obtiene con la razón (el alma racional), permite captar la auténtica realidad: el mundo de las ideas. Puede ser pensamiento discursivo (apoyado en axiomas) o dialéctica, nivel máximo del conocimiento que alcanza la idea del Bien.
El conocimiento obtenido por los sentidos es la opinión (doxa). Los prisioneros se encuentran en el nivel más ínfimo del mismo: la conjetura (saber basado en suposiciones y rumores), que además de la creencia (basado en percepciones e imágenes, no es un verdadero conocimiento. El saber o ciencia (episteme), que es el se obtiene con la razón (el alma racional), permite captar la auténtica realidad: el mundo de las ideas. Puede ser pensamiento discursivo (apoyado en axiomas) o dialéctica, nivel máximo del conocimiento que alcanza la idea del Bien.
Con los prisioneros, Platón está refiriéndose a los seres
humanos de su tiempo, que engañados creen que la realidad es el mundo que
apreciamos por los sentidos, la sociedad de su tiempo tal como estaba
constituida (a lo que inducían y justificaban hábilmente los sofistas). Sin
duda, con el preso que se libera, Platón puede estar refiriéndose a Sócrates,
su maestro que fue condenado a muerte por pretender mostrar la verdad a sus conciudadanos. Por
eso nos dice Platón en este fragmento que si los encadenados no desearían
también la muerte del preso liberado que habiendo alcanzado el conocimiento de
la verdad pretende hacérsela mostrar a los encadenados.
Platón viene a decir que una vez que se ha alcanzado el
conocimiento de la auténtica realidad, del mundo de las ideas y de la idea del
Bien en ese largo proceso educativo que en el mito está simbolizado con el
ascenso por el camino hasta acostumbrarse a la luz del sol, que simboliza la
idea del Bien, el sabio tiene que ocuparse de la tarea de gobernar la sociedad.
Entiende Platón, en la
República , que una vez que se posee el conocimiento de la
verdad, de la justicia y del Bien, conocimiento la que se llega mediante la
razón, siempre se obrará de manera justa. También aquí se muestra la influencia
de Sócrates, pues para él, el que obraba mal lo hacía por ignorancia y proponía
el esfuerzo intelectual en el conocimiento de la virtud y de la justicia para
obrar bien y ser justo. Siguiendo esa línea de pensamiento, Platón propondrá el
papel dirigente, el ejercicio del gobierno, a aquellas personas, los sabios,
que han alcanzado tal conocimiento.
Ello es posible mediante el largo proceso educativo que Platón
propone en su modelo de sociedad justa. Entiende Platón que toda la población
debiera recibir una educación hasta los 20 años basada en la gimnasia y la
música (cultivar el cuerpo y la mente). Posteriormente, habrá un segundo nivel
para quien aspire a ejercer de gobernante: este está basado en el estudio de
las matemática (pensamiento discursivo) y
de la dialéctica, facultad con la que se alcanza la idea de Bien (el mundo de
las ideas está ordenado en una gradación jerárquica presidida por la idea del
Bien, expresión del orden, sentido e inteligibilidad de todo lo real). El proceso
de formación de estos gobernantes o sabios duraría hasta los 35 años. Una vez
alcanzado, tendría la función de dirigir la sociedad.
Justificación
Ese modelo de sociedad justa y gobernada por los sabios que
Platón propone en “la
República ”, obedece a la idea que Platón tiene de cuál es la
función del Estado. Para Platón es eminentemente moral, es decir, es la
realización de la justicia lo que Platón propone como tarea del Estado. El
problema que podía plantearse era saber en qué consistía la justicia. Platón
acepta de los sofistas en que esta podía definirse analizando la naturaleza
humana. Pero al contrario que los sofistas (proponían la lucha por el poder y
la satisfacción de deseos como lo constitutivo de la naturaleza humana) Platón
plantea que lo que caracteriza al ser humano es el alma. El cuerpo pertenece al
mundo de los seres físicos y, por tanto, es cambiante y corruptible, mientras
el alma es afín al mundo de las ideas, inmutable y eterna. La unión con el
cuerpo es accidental y su misión es purificarse de las influencias del cuerpo y
ascender nuevamente al mundo de las ideas. Para ello, cada parte del alma tiene
que ejercer la función que le corresponde y hacerlo con virtud. A la parte
racional le corresponde el gobierno de las otras partes apoyándose en la parte
irascible para controlar a la parte concupiscible. La virtud de la parte
racional es la prudencia, la de la parte irascible es la valentía y la
moderación será la virtud de la parte concupiscible. Analizada de esta manera
la naturaleza humana, Platón ya está en condiciones de definir lo que es la
justicia: el ordenamiento adecuado de las tres partes del alma; es decir, que
cada parte cumpla la función que le corresponde y haga con virtud.
Una vez sabido en qué consiste la justicia, Platón ya puede
proponer el modelo de sociedad justa. Una sociedad será justa cuando cada
individuo ocupe en ella el grupo social
que le corresponde. Los sabios, aquellas personas en que predomine la parte
racional del alma, serán los encargados de ejercer el gobierno. Las personas en
las que predomine la parte irascible del alma compondrán el grupo de los
guardianes auxiliares, que tendrán como función la defensa y vigilancia del
estado; y, finalmente, en quienes
predomine la parte concupiscible, formarán el grupo de los productores, que se
encargarán de la producción de bienes y de las actividades comerciales. Solo
los de este último grupo podrán poseer bienes y constituir familias.
El hecho de estar vedada la posesión de bienes y familia a guardianes y gobernantes tiene una función
moral, en el sentido de evitar la posibilidad de que estos grupos se alejen de
sus tareas a favor de la sociedad por satisfacer deseos propios. Es de destacar
que en este modelo de sociedad, Platón reconocía la igualdad entre sexos para
pertenecer y acceder a cualquier grupo social. También moral es la función
propia del Estado. Para Platón, la virtud y la justicia, de las que depende la
felicidad, tienen que ser los objetivos del Estado para con la ciudadanía. Para
ello propugnará un sistema educativo basado en los dos niveles que ya he
comentado en la explicación del tema. El último nivel, el conocimiento de la
dialéctica (ascenso desde los principios) solo será alcanzado por los sabios.
Este nivel es el que permite el conocimiento del Bien. Este papel de guía que
Platón atribuye a los sabios, al filósofo, función que refleja en el fragmento
comentado con el prisionero liberado y que plantea de manera un tanto pesimista, sin duda pensando en la
suerte que corrió Sócrates, se vería corroborada por el propio Platón poco
después.
En efecto, tras los intentos de poner en práctica ese modelo de
sociedad, tuvo que atemperar sus posiciones, y como plantea en Las leyes, obra posterior a La
República , ante la dificultad de encontrar a esos sabios
que ejerzan las tareas de gobierno, entiende Platón que lo realmente
importante, dado que lo que se pretende es el gobierno de la razón, es que las
leyes, de obligado cumplimiento, sean racionales y, por tanto, justas.
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