sábado, 18 de octubre de 2014

Comentario de texto (1º) del mito de la caverna.



Primer texto (513a-517c).514a) 

-Después de eso proseg compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar lo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla dets de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los mecos.
-Me lo imagino.



Comentario de texto.


1º.- Explicación del tema del texto.

Este fragmento pertenece al libro VII de “la República” (época de madurez de Platón), libro en el que estudia bajo qué condiciones puede realizarse un Estado justo. Pero también puede decirse que aparece sintetizado todo su pensamiento filosófico, especialmente en el mito de la caverna. En él se contemplan tres dimensiones: la ontológica y epistemológica, la antropológica y la dimensión moral y política. 

Si en el libro anterior (libro VI), Platón ha expuesto los diferentes niveles de la realidad (imágenes, seres físicos, entidades matemáticas e ideas), que se corresponden con los cuatro niveles de conocimiento (conjetura, creencia, pensamiento discursivo y dialéctica), en la alegoría de la caverna ilustra el ascenso desde el nivel más bajo de la realidad y el conocimiento hasta el más alto. En este fragmento Platón presenta el escenario y los personajes en los que se basará su explicación: la caverna representa al mundo sensible, el mundo de los seres físicos, y los prisioneros simbolizan al alma atrapada en él, atada por la sensibilidad. Es la situación del común de los mortales. Las sombras del fondo de la caverna, que mencionará más adelante, representan el nivel más ínfimo de realidad (imágenes) y, por tanto, del conocimiento (conjetura), lo único que pueden conocer los habitantes de la caverna. El exterior representa el mundo de las ideas y la luz, el sol, el la idea del Bien. La luz del fuego representa al sol, responsable de toda visibilidad en la caverna.

El destino del ser humano es nacer encadenado en su `propia caverna, condenado a conocer sólo lo que aparece en las sombras proyectadas por el fuego. Estas sombras son la alegoría de la realidad que estamos obligados a conocer en el mundo visible. En el mito de la caverna, el conocimiento humano aparece representado en primer lugar por las imágenes de las cosas reales. Estos seres encadenados están limitados a conocer la apariencia de la realidad, lo que ven con los sentidos. Para ellos todo se reduce a las sombras de los objetos proyectados sobre la pared; es decir, tanto la realidad como el conocimiento se reducen a las apariencias, las imágenes. Esta forma inferior de conocimiento, que no es conocimiento verdadero, como la falsa realidad que tiene por objeto, es la opinión, que a su vez puede ser creencia (conocimiento que se obtiene a partir de las percepciones de los seres naturales, como los objetos que hay detrás del tabique) y, en el nivel más bajo, conjetura (conocimiento de imágenes, las sombras).

Para salir o abandonar este nivel ínfimo de realidad y de conocimiento, se necesitará de un proceso de educación que en el mito se simboliza con el ascenso del prisionero liberado; cuando la razón, la parte racional del alma, se plantea como objeto la auténtica realidad, el mundo inteligible. En este proceso se adquiere el saber o ciencia, que consiste en pensamiento discursivo (las entidades matemáticas simbolizadas por las sombras y reflejos en el agua) y culmina con la dialéctica (que permite alcanzar el conocimiento de la idea del Bien) y que será el propio de los sabios.


2º.- Justificación del tema desde la posición filosófica del autor.

Quien ha alcanzado el conocimiento de la auténtica realidad, del mundo de las ideas y de la idea del Bien (en ese largo proceso educativo que en el mito está simbolizado con el ascenso por el camino -al que alude en este texto- hasta acostumbrarse a la luz del sol, que simboliza la idea del Bien), el sabio, tiene que ocuparse de la tarea de gobernar la sociedad. En efecto, para Platón, una vez que se posee el conocimiento de la verdad, de la justicia y del Bien, conocimiento al que se llega mediante la razón, siempre se obrará de manera justa. Aquí se muestra la influencia de Sócrates, pues para él, el que obraba mal lo hacía por ignorancia y proponía el esfuerzo intelectual en el conocimiento de la virtud y de la justicia para obrar bien y ser justo. También se percibe en el mito la presencia de Sócrates, su maestro, que fue condenado a muerte por pretender mostrar la verdad a sus conciudadanos, con la figura del preso que se libera.

Para alcanzar el conocimiento de las ideas, del auténtico saber, Platón propone un largo proceso educativo -a lo que se refiere al principio del texto- en el modelo de sociedad justa que plantea en la República. Entiende que toda la población debería recibir una educación hasta los 20 años basada en la gimnasia y la música (cultivar el cuerpo y la mente). Posteriormente, habrá un segundo nivel para quien aspire a ejercer de gobernante: este está basado en el estudio de las matemáticas (pensamiento discursivo) y en el nivel superior de conocimiento: la dialéctica, facultad con la que se alcanza la idea de Bien (el mundo de las ideas está ordenado en una gradación jerárquica presidida por la idea del Bien, expresión del orden, sentido e inteligibilidad de todo lo real). El proceso de formación de estos gobernantes o sabios duraría hasta los 35 años. Una vez alcanzado, tendría la función de dirigir la sociedad.

Ese modelo de sociedad justa y gobernada por los sabios que propone, obedece a la idea que Platón tiene de cuál es la función del Estado. Para Platón es eminentemente moral, es decir, es la realización de la justicia lo que Platón propone como tarea del Estado. El problema que podía plantearse era saber en qué consistía la justicia. Platón acepta de los sofistas en que esta podía definirse analizando la naturaleza humana. Pero al contrario que los sofistas (proponían la lucha por el poder y la satisfacción de deseos como lo constitutivo de la naturaleza humana), Platón plantea que lo que caracteriza al ser humano es el alma. El cuerpo pertenece al mundo de los seres físicos y, por tanto, es cambiante y corruptible, mientras el alma es afín al mundo de las ideas, inmutable y eterna. La unión con el cuerpo es accidental y su misión es purificarse de las influencias del cuerpo y ascender nuevamente al mundo de las ideas. Para ello, cada parte del alma tiene que ejercer la función que le corresponde y hacerlo con virtud. A la parte racional le corresponde el gobierno de las otras partes apoyándose en la parte irascible para controlar a la parte concupiscible. La virtud de la parte racional es la prudencia, la de la parte irascible es la valentía y la moderación será la virtud de la parte concupiscible. Analizada de esta manera la naturaleza humana, Platón ya está en condiciones de definir lo que es la justicia: el ordenamiento adecuado de las tres partes del alma; es decir, que cada parte cumpla la función que le corresponde y haga con virtud.

Una vez sabido en qué consiste la justicia, Platón ya puede proponer el modelo de sociedad justa. Una sociedad será justa cuando cada individuo ocupe en ella el grupo social que le corresponde. Los sabios, aquellas personas en que predomine la parte racional del alma, serán los encargados de ejercer el gobierno. Las personas en las que predomine la parte irascible del alma compondrán el grupo de los guardianes auxiliares, que tendrán como función la defensa y vigilancia del estado; y, finalmente, en quienes predomine la parte concupiscible, formarán el grupo de los productores, que se encargarán de la producción de bienes y de las actividades comerciales. Solo los de este último grupo podrán poseer bienes y constituir familias.

El hecho de estar vedada la posesión de bienes y familia a  guardianes y gobernantes tiene una función moral, en el sentido de evitar la posibilidad de que estos grupos se alejen de sus tareas a favor de la sociedad por satisfacer deseos propios. Es de destacar que en este modelo de sociedad, Platón reconocía la igualdad entre sexos para pertenecer y acceder a cualquier grupo social. También moral es la función propia del Estado. Para Platón, la virtud y la justicia, de las que depende la felicidad, tienen que ser los objetivos del Estado para con la ciudadanía. El último nivel, el conocimiento de la dialéctica (ascenso desde los principios) solo será alcanzado por los sabios. Este papel de guía que Platón atribuye a los sabios, al filósofo, y plantea de manera un tanto pesimista en el mito, sin duda pensando en la suerte que corrió Sócrates, se vería corroborada por el propio Platón poco después.

En efecto, tras los intentos de poner en práctica ese modelo de sociedad, tuvo que atemperar sus posiciones, y como plantea en Las leyes, obra posterior a La República, ante la dificultad de encontrar a esos sabios que ejerzan las tareas de gobierno, entiende Platón que lo realmente importante, dado que lo que se pretende es el gobierno de la razón, es que las leyes, de obligado cumplimiento, sean racionales y, por tanto, justas.